EDITORIAL
Este número, como era de esperar, está dedicado totalmente a las madres. Las jóvenes y las viejas; las modernas, las no tan modernas y las conservadoras; las cascarrabias y las bienhumoradas; las glamorosas y las hipies; las amas casa, las empleadas y las empresarias; las madres biológicas y las madres “por adopción”; las primerizas y las experimentadas; las tranquis y las histéricas…Y la lista es interminable. En fin, a todas las mujeres que viven pariendo hijos, música, poesía, arte…a todas ellas
¡Feliz día!
El Observador

RECUERDOS (Rodolfo Pedrocca)
Yo no quería salir, pero ella insistía. Ella tenía sus razones, yo las mías. Y mis razones eran de peso. Afuera, sospechaba yo, hacía un frío de locos. Sin contar con las agresiones de todo tipo que podía encontrar. Pero tanto insistió que debí ceder. Vaya usted a resistirse a una mujer que grita, que se queja, que suspira, que implora.
Pero debo decir que mis peores sospechas se confirmaron. No sólo hacía frío, también, como sabiendo de mi salida, una patota se abalanzó sobre mí. El que la encabezaba, un enmascarado enorme, me atacó con una tijera. Un segundo me tomó por las piernas y me pegó. Grité de terror y en ése momento talvez ella comprendió su error. Con un rápido movimiento me abrazó y sacó, no sé de donde, un pezón gordo y moreno y me lo puso en la boca. Entonces me calmé.
(fragmento de la crónica de mi nacimiento)

MADRE DEL CANTO
LATINOAMERICANO

Fragmento de la Carta de
Victor Heredia a Mercedes Sosa
Hola, Negrita. Sé que estarás allí, en algún lugar de nuestro cielo, inaugurando alguna estrella, desde allí, estos huérfanos de tu amor que ahora están más solos que nunca sin tu “serena presencia”, como decía Charly: Comandanta. Porque eso es lo que fuiste para todos nosotros: guía, luz en la oscuridad, hermana, compañera.
Te escribo rápido desde el amor y la congoja para expresarte no mi pena ni mi angustia por la pérdida, eso ya te lo dije ayer cuando dormías, al oído. Voy a contarte lo que todo un pueblo dijo en estos días cuando estabas dormida, luchando por tu vida y espero ser capaz de reflejar en esta carta. Ese pueblo que estuvo hoy durante todo el día repitiendo tu nombre, ese pueblo tozudo y generoso, luchador incansable y vencedor de tanta crisis, ese pueblo que sabía quién eras, qué cosas defendías, ese que desfiló multitudinario ante tus despojos para agradecer tu vocación de cantora popular, de mujer valiente, de artista generosa. Sólo voy a repetir lo que ellos dijeron a cada beso, en cada flor que depositaron con unción ante tu féretro: ¡Querida! ¡Hermana! ¡Amiga! ¡Compañera! ¡Argentina! ¡Nuestra!…

Palabras para Mercedes,
por Teresa Parodi
Mercedes, madre cantora
amorosamente amada,
voz que es vertiente sonora
de los sueños que no acaban,
cuando se escribe tu nombre
se siente que todo cambia
porque tu canto nos quema
piel adentro y nos levanta.

Ese país que te digo
que te estalla en la garganta
es un niño entre tus brazos
que se aferra a los que cantas,
tu canto lo arrulla suave,
lo contiene, lo amamanta,
tu canto le pone brillos
inocentes en el alma.

Mercedes, madre cantora
mujer de amorosa entraña
danos tu fe, tu coraje,
no nos dejes sin tu rabia
danos tu risa y tu fuego
y lloranos con tus lágrimas
al pie de tu voz bandera,
al pie de tu voz que sangra
vamos desnudos de olvidos
pero nuevos de esperanza.

Mercedes, salmo en los labios
amorosa madre amada
mujer de América herida
tu canción nos pone alas
y hace que la Patria toda
menudita y desolada
no se muera todavía
no se muera porque cantas.